POPURRÍ DE JUEGOS
En https://www.freepik.es/vectores/juegos-tradicionales
Seybold en su obra Principios didácticos de la educación
física. (1976) basándose en la definición del juego de Huizinga señala como
características del mismo las siguientes: 1. Ante todo es acción libre. 2. No es la
vida ordinaria, propiamente dicha. Todo lo contrario, nos permite salir de
ella y abre una esfera distinta. 3. Su resultado es incierto. Cada participante
tiene posibilidades de ganar y sólo mientras el desenlace no sea seguro
continúa. 4. El juego crea orden. En el mundo imperfecto, en la vida
confusa introduce con ese orden una limitada y transitoria perfección. 5. Se
desarrolla dentro de ciertos límites de
tiempo y espacio… Comienza y termina, pero puede repetirse. 6. Estimula la sociabilidad, crea comunión de
intereses. El grupo de juego tiene tendencia a permanecer juntos después de
haber terminado…
Con el título de cinco juegos que empiezan por “a” y otro por “o” publiqué en este medio un artículo mal titulado, pues no fueron cinco sino cuatro los juegos con “a”, a saber: a la lata. a la silla la reina, a tapar la calle, abrir cerrar y ojito.
Ahora para rectificar el error y con el título de popurrí de juegos he repetido aquellos he cambiado la imagen de portada, he pasado la ilustración de Brueghel el Viejo al final y he añadido los siguientes: caracol col col, cuando vayas a la carnicería, el cuento de la buena pipa, pin pineja y sin título que se jugaban en Jerez por los años 40-50 del siglo pasado y que traigo aquí con añoranza y además porque no necesitan instalaciones especiales y son muy fáciles de realizar.
Popurrí para la Academia, en su diccionario de 1927 era una olla, un puchero español, en 1947 dice que era una composición musical formada de fragmentos, en 1950 era además una mesa revuelta, en 1956 vuelve a ser solo composición musical y así sigue siendo hasta el suplemento de 1970 que es además mescolanza de cosas diversas, cajón de sastre le añaden en 1984 y así sigue siendo definido hasta electrónica del Tricentenario que dice además que es sinónimo de mezcla, mescolanza, batiburrillo, revoltijo y potaje.
He reunido para esta publicación los juegos que más abajo relaciono porque son breves y están muy indicados para los más jóvenes de la casa y aunque es una mezcla, todos ellos tienen en común que son divertimentos de los que he disfrutado en mi niñez y con mis hijos, así que ahí van: a la lata, a la silla la reina, caracol, col, col; cuando vayas a la carnicería, el cuento de la buena pipa, ojito, pin pineja y por último un sin título que si alguien lo recuerda me gustaría que me lo comunicaran.
A LA LATA
Juego casi exclusivo de niñas en el que iban cogidas de las manos, formando una fila, y mientras se desplazaban airosamente alternando el pie de adelante, cantaban:
A la lata, al latero,
a la hija del chocolatero,
que viva la lata,
que viva el
latero,
que viva la hija
del chocolatero.
Que sí, que no,
que en mi casa
mando yo.
Jugando a la lata,
al latero,
a la hija del
chocolatero.
OTRA LETRA
A la a, a la a,
Mariquita no sabe
planchar.
A la e, a la e,
Mariquita no sabe
barrer.
A la i, a la i,
Mariquita no sabe
escribir.
A la o, a la o,
Mariquita no sabe
el reloj.
A la u, a la u,
¡Mariquita eres
tú!
A LA SILLA LA
REINA
Era una especie de premio que se le daba a quien acertaba una adivinanza, resolvía un problema o ganaba un juego. Consistía en transportar entre dos, convenientemente entrelazados sus brazos, a un tercero. El asiento se formaba así: se ponían dos personas de frente, cogiéndose cada una su muñeca izquierda con la mano derecha; y con la izquierda que les había quedado libre se enganchaban a la muñeca derecha del compañero y ya estaba fabricado el asiento. El premiado se montaba en la “silla” y, por seguridad, se sujetaba en los hombros de los transportadores. El paseo se acompañaba de esta retahíla u otra:
A la silla la reina
que nunca se peina,
que si se peinaría (peinara)
piojos no criaría (criara).
A TAPAR LA CALLE
Con los
brazos en cruz se agarraban de las manos, formando una fila lo más ancha
posible con el fin de, verdaderamente, tapar la calle y de esa forma impedir
que nadie pasara, pero además corrían hacia delante para que todo el que
estuviese por allí, tuviera que apartarse o agacharse para que pasaran por su
lado o por encima y decían al correr:
A tapar la calle
que no pase nadie,
"na" más que mi abuela
comiendo ciruelas.
A tapar la calle
que no pase nadie,
villa, villa, villa,
nos “jincamos” de rodillas.
Al finalizar la retahíla paraban hincando una rodilla en tierra.
ABRIR, CERRAR
Los
participantes alrededor de una mesa colocaban verticalmente sus puños uno
encima del otro, alternando los de todos y, mientras abrían y cerraban las
manos, cantaban:
Abrir, cerrar,
las palmas “colorás”,
el niño quiere teta
¡muá, muá, muá.
En el muá, muá... se hacía el gesto
de acunar a un niño entre los brazos y era la señal para que se armara una gran
algarabía de risas, palmadas, etc.
Dos versiones, al menos, existen para este juego y ambas están en desuso, pero la canción aún se oye por algunos patios de colegios. Alonso de Ledesma en su libro Juegos de nochebuena moralizados (1613), trae un romance que titula “El juego de caracol, col, col, / saca tus hijuelos al rayo del sol.”
Mucho años después del de la cita, en Jerez, se jugaba al “caracol, caracol” o al “caracol, col, col” así: se colocaban los jugadores (tanto niñas como niños) en fila, agarrados de la mano y el primero comenzaba a desplazarse girando alrededor de uno que había quedado de poste y no paraba de darle vueltas hasta conseguir que todos se enrollaran formando un caracol para, a continuación, andando en sentido contrario deshacer la espiral y mientras se enroscaban y desplegaban cantaban:
Rodríguez Marín en Cantos populares españoles tomo I (1882), recopiló las letras siguientes:
Juan de la Plata en Juegos y canciones infantiles en el Jerez de mediados del siglo XX (2002) trae para el juego del caracol, modalidad de carrera de caracoles, la letra siguiente:
En Youtube hay vídeos que, creo, se pueden descargar (ojo a la SGAE), con la letra y la música de esta canción con la que se juega desde 1613, o desde antes, puesto que la primera impresión de la obra Juegos de nochebuena moralizados, al principio citada, está datada en 1605, año en la que también se imprime la primera edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra y nace el rey Felipe IV de España. Además en dicho año, según JerezSiempre, ocurrió en Jerez que: el Cabildo Consistorial mandó que las carreras de caballos que se hacían en El Arenal pasaran a desarrollarse en La Alcubilla; la Autoridad competente mandó restaurar el Estandarte Real y se presentaron cargos por malversación de caudales públicos contra D. Fernando de Villavicencio y D. Luís Spínola.
Era un juego para niños pequeños (2-3 años), participaban un niño o niña (habrá que cuidar el lenguaje) y un adulto del sexo ¿género? femenino o masculino.
Desarrollo: Sentados, dándose frente, el adulto sujetaba con una mano el brazo del niño o la niña, cogiéndola (cogiéndolo) por la muñeca y le iba diciendo mientras señalaba distintas partes del brazo, haciendo el gesto de cortar, desde la muñeca hasta el hombro:
y al llegar a la altura del hombro le hacía cosquillas en la axila a la vez que decía:
“sino por aquí, por aquí, por aquí...”.
Normalmente había risas y celebraciones. Ahora bien, si la niña o el niño no tenía cosquillas…
Un narrador y uno o varios niños pequeños:
- Narrador (N): ¿Quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?
- Pequeño (P): Sí.
- N.: Yo no digo si sí, digo que si quieres que
te cuente el cuento de la buena pipa.
- P: No.
- N.: Yo no digo si no, digo que si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa.
- P: Bueno.
- N.: Yo no digo si bueno, digo... y así hasta que...
Verdaderamente, era desesperante.
OJITO
En el Jerez de los años 40 ó 50 los niños de entre 2 y 4-5 años hacían un juego en el que ponían, sin saberlo, a prueba su velocidad de movimientos y de reacción y además se divertían mucho. Lo he titulado ojito porque es la palabra que se repite durante todo el juego, pero la verdad es que no sé cómo se denomina. Pueden jugarlo dos personas o más: uno el sujeto agente y el otro u otros el (los) paciente (s). Los pacientes se colocaban a un lado de una mesa con las dos palmas apoyadas y el agente enfrente con su dedo índice cerca de uno de sus ojos.
El
agente, mirando a los otros, decía: ojito, ojito, ojito… y cuando consideraba
que uno estaba distraído lanzaba su mano a darle una palmada en la del otro
mientras exclamaba ¡Ojito!
Los
pacientes, con ojo avizor, miraban al agente intentando adivinar cuando iba a
lanzar su mano o reaccionar antes de que les llegara para retirarla y hacer que
el intento fracasase. Si ocurría así volvía a comenzar el juego, pero si
golpeaba alguna de las manos, el dueño de ella pasaba a ser el agente.
Tanto
si el ensayo era exitoso, como si no, se celebraba con grandes risas y
aspavientos. Era muy divertido. Mis hermanos y yo, unas veces con nuestra
madre, otras con nuestro padre y otras solos, lo practicábamos mucho y lo
pasábamos muy bien.
Se jugaba en Jerez en la década de los 40. Nos sentábamos en corro, con las manos extendidas y las palmas hacia abajo o hacia arriba. También nos podíamos poner todos los jugadores en una fila, menos el director que se colocaba enfrente. Éste iba pellizcando las manos de todos (cada verso una picada en cada una de las manos) y mientras tanto cantábamos:
Al que le coincidía el último picotazo retiraba la mano y la ocultaba. Ganaba o perdía quien antes retirara las dos manos.
Otra versión: Cuando ya todas las manos estaban ocultas, el que había ido pellizcando preguntaba:
¿Dónde están las manos?
Los demás contestaban:
Se las llevó el gato.
Entonces todos los niños sacaban sus manos mientras se reían.
Otras denominaciones encontradas en la literatura especializada: pez pecigaña, pichi-pichigaina, pimpitigallo, pin pin, pinto repinto, pipirigallo, pipirigaña, pipisigallo, piz pirigaña, pizpirigaña.
Había otro juego infantil del que no recuerdo su nombre en el que se iban colocando sobre una superficie las manos de varios jugadores unas encima de las otras, alternando aquéllas y éstos. Comenzaba el juego cuando el participante que tenía su mano debajo de todas la pasaba encima de la que estaba en la primera posición. A partir de ahí, el que tenía su mano al final procuraba subir al principio cada vez a más velocidad hasta que, por las prisas, se perdía el orden y se armaba un gran alboroto de risas y manos que no se sabían de quiénes eran.
¿Alguien recuerda cómo se llamaba?
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