JUEGOS TRADICIONALES INFANTILES
A MODO DE PRESENTACIÓN
He abierto este blog
que he bautizado con el pomposo título de “Juegos Tradicionales Infantiles”
para continuar con mi línea de investigación y para que en unión de otros
blogueros intercambiemos nuestros conocimientos y hallazgos con el objetivo de
conseguir que no desaparezca este patrimonio cultural.
Los juegos tradicionales infantiles se
desarrollan, más bien se desarrollaban, por fechas parecidas en las cuatro
estaciones del año. En primavera a las canicas, en otoño al corro, o al revés
¿A qué se jugaba en cada temporada? Es una pregunta a la que habrá que
responder a través de la investigación correspondiente.
Hubo un tiempo en el que se jugaba en la calle,
pero las exigencias de "una
civilización que asfalta las playas, canaliza los ríos para contaminarlos mejor
y pavimenta los claros de los bosques para transformarlos en lugares de
estacionamiento de autos" (Leif y Brunelle, 1978) mas los ordenadores,
tabletas y móviles han conseguido: primero, que casi desaparezcan los juegos de
calle y segundo, que haya que buscarles tiempo y espacio en los colegios y en
las asociaciones, para que continúen favoreciendo el desarrollo motor de los
niños. Con esto no se quiere decir que haya que renunciar a los juegos
informáticos ya que en este mundo cabemos todos.
Los tradicionales son juegos reglados, pero a
la vez son actividades libres. Responden a la exactitud del código, pero
permiten el cambio de reglamento, aumentando o disminuyendo las penalizaciones
a voluntad de los actores y plegándose a su creatividad. "En el juego de las canicas se puede jugar a
la 'veri' (de verdad) o a la 'menti' (de mentiras)... a la 'menti' es sólo
jugando... que si pierdes no tienes que 'pagar' bola; y a la 'veri' que tienes
que 'pagar'." (Linaza y Maldonado,1987).
Son actividades sencillas en apariencia, anacrónicas para algunos (los menos, afortunadamente) con un gran valor perceptivo y motor que es necesario, más bien obligatorio, aprovechar en beneficio de los escolares. El desarrollo de la coordinación fina de la mano y dedos con las canicas o las tabas; el cálculo de distancia que exige el lanzamiento del trompo para atinar a golpear el del otro y la destreza para que, además, baile; el cálculo de velocidad, distancia y trayectoria que necesita el golpe a la bigarda y la velocidad y puntería del que la recoge y lanza de nuevo son cualidades que, antes de que se las bautizase como perceptivas, coordinativas, motrices o físicas básicas, ya trabajaban los niños y las niñas y es exigencia ahora para la vida ordinaria.
BIBLIOGRAFÍA
LEIF, J.
y BRUNELLE, L. (1978). La verdadera naturaleza del juego. Traducción de
Iris A. Ibáñez. Kapelusz, Buenos Aires.
LINAZA, J. y MALDONADO, A. (1987). Los juegos y el
deporte en el desarrollo psicológico del niño. Editorial Anthropos Promat.
Barcelona.
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